miércoles, 30 de junio de 2010

Estresada a los 14


6:40 AM. Suena el despertador. Mejor aprovecho que me quedan 10 minutos de sueño nada más.

6:50 AM. Vuelve a sonar el despertador. No me pienso levantar.

7:00 AM. Último aviso. ¿Te pensás que me importa?

5 minutos después…

- ¡Nenaaa! ¿A vos no te suena el despertador? Son las 7 pasadas.
- ¡¿Queeé?! ¿Por qué no me avisaste antes mamá?

Salto de la cama, agarro la ropa, me pongo las medias, las calzas, los zapatos, la pollera, la remera, la camisa, el suéter, la bufanda y corro al baño a lavarme los dientes, la cara y arreglarme un poco el pelo. Me pongo perfume, voy al baño chiquito, agarro la planchita, la enchufo, espero dos segundos a que se caliente, me plancho el flequillo y dos mechones locos, me hago el rodete de todos los días y voy a la cocina.

- Mamá, me quedé sin monedas. ¿No me llenás el monedero por favor? Y dame plata para el recreo. ¡Uy! Firmame la nota del cuaderno y el boletín de inasistencias.
- ¿Hoy comés acá?
- Sí, no, digo, ¡Sí!
- Bueno, hay pollo de ayer.
- Ok. Escuchame, mañana tengo prueba de matemática, ¿Me ayudás a estudiar?
- Ay, pero sabés que la matemática no es lo mío…
- Ok, no pasa nada, estudio sola cuando vuelvo y repaso con vos.
- Bueno, pero…
- Me voy, ¡Llego tarde!

Voy al cuarto, agarro la mochila, la campera y las llaves, abro la puerta, llamo el ascensor, me despido y bajo los diez pisos. En el trayecto me arreglo los pelos y la cara. Abro la puerta del ascensor, salgo, la cierro, corro rápidamente los dos metros y medio que hay desde el ascensor hasta el portón y meto la llave en la cerradura, abro salgo, cierro y me asomo a ver si ya está el colectivo en la parada. No. Bien. Camino por la calle rápido, sin mirar a nadie. ¡Ayy! Baldosa floja, agua, medias mojadas, 10º, ¡Qué fríooo! Sigo caminando, llego a la parada, veo que el colectivo se asoma por la esquina, agarro las monedas y levanto el brazo izquierdo unos 155º. El vehículo para muy cerca del cordón de la vereda y subo.

- Uno diez por favor.
- ¿Cuánto nena? – Dice el conductor con un tono de voz malhumorado.
- Uno diez – Digo con un volumen más alto y un tono que dice: a ver pedazo de pelotudo, no sos el único que está teniendo un mal día ¿Ok? Así que, ¿Por qué no te dejas de hablar así y me marcás un peso diez en el tecladito ese que tenés a tu derecha?

Después de que la máquina se decide a tomarme las monedas y darme el boleto, me siento detrás de la puerta, en la primera fila de asientos dobles y espero los quince minutos de trayecto hasta el colegio. Me bajo del colectivo, camino una cuadra y subo las escaleras de la escuela y me vuelvo a sentar en un banquito en la sala de espera hasta que empieza a llegar gente y 20 minutos después nos dicen que subamos al aula. ¿Para qué me levanto a las siete si siempre llego primera? ¡Ahhhhhhggrrr!

En fin, empieza la primera clase, transcurre el día y me tengo que bancar los comentarios estúpidos del animal que tengo por amiga/compañera y que para mi suerte se sienta adelante mío y dice cosas como:
- Escuchen chicous, La tutora dijou que no podemos salir al recreou hasta que nou nos autorize ella ¿Oukey?

Ahora, yo digo, ¿¡Qué necesidad tenés de hablar con la papa en la boca como si fueras super concheta sólo porque viviste en Canadá por 2 años y tu papá trabaja en la fuerza aérea y alardeás y amenazás con despedir a todos los profesores sólo porque tu papá es militar!? ¡Nenaaa! ¡Wake up! ¿No te das cuenta de que tu papá no es Dios sólo por ser militar y que no podés ser tan asquerosa y racista?
Ok, no pasa nada, ya está, ya está. Sigamos con las clases, no te enojes, no rompas la lapicera que tenés entre las manos, calmaaaaaate. Terminan las clases. Voy a casa. Colectivo, monedas, llaves, comida, ¡Camaaa! Necesito dormir.
Suena el teléfono.
-¿Hola?
-Hola Cuervita, soy Lucía.
-Ah, hola Lu. ¿Cómo andás?
-Todo bien, escuchame, ¿Estudiaste para matemática?
-Uy, la pucha. No, no estudié nada. ¿Vos estudiaste?
-No, todavía no. ¿Sabés que le pasó a Rocío hoy?
-No, la vi un poco decaída pero no sé.
-Para mi es porque no se siente aceptada por el grupo…

( Una hora y media de conversación sobre la integración de Rocío en el grupo después…)
- Bueno, Lu. Me voy a estudiar, tengo que calentarme el pollo y ponerme las pilas con las ecuaciones.
- Ok. Nos vemos mañana.
- Ok. Bye.

Estudio, como, llega la tarde, pasa la tarde, llega la nochecita, llega mamá del trabajo.
-¡Má! Hola.
- Hola gorda, ¿Necesitás ayuda con matemática?
- No, ya está. Che, ¿podemos comer temprano hoy? No me quiero dormir tarde.
-Sí, obvio.

22 PM.
-¡A comer!
- Ok, ya voy.

Y así, después de una comida calentita, un poco de risas viendo actuar a Juana Viale y un poco de cuerpos semi-desnudos en el programa de Tinnelli, me fui a dormir. Soñé con algo que no me acuerdo, pero para cuando me desperté al día siguiente y vi qué hora era (4:00 AM. Por suerte me quedaban un par de horas para dormir) dije:
“Hoy va a ser un día diferente”

¿Cómo fue? Exactamente igual. Pero eso es lo que me gusta de mi rutina, que aunque me canso y termino agotada, puedo distraerme y divertirme con mi familia y amigos (Ya sé, ya sé, final feliz trucho, pero bueh, es la realidad. Mi realidad)

jueves, 3 de junio de 2010

Falsedad adolescente




¿Será posible que siempre se esté en guardia? En el colegio por lo menos, siempre estoy atenta a las discuciones entre compañeras (que para colmo se hacen llamar amigas), los comentarios despectivos y toda esa basura crítica que tienen los adolescentes para dar. He conocido pocas excepciones a la regla, porque en algún rinconcito siempre hay alguien con un poco de cerebro y la humildad suficientes como para darse cuenta de que no todo se trata de ganar.
Con todo este revoltijo de palabras quiero decir que siempre hay personas que consideran que ganar una discución es lo más importante, y no estoy particularmente en desacuerdo con eso, únicamente con la manera en que consiguen la victoria . De más chica, me veía envuelta en discuciones todo el tiempo, pero siempre las abandonaba, porque sabía que no tenía sentido discutir con una persona que no te escuchaba.

Sabiendo esto, realmente no me importaba si "perdía la discución", ya que interiormente sabía que la había ganado, y eso era sólo por poder pensar sin enviarle al otro sentimientos como el odio, el desprecio y los celos. Digo esto como introducción porque en realidad, lo que me interesa profundizar, no son los malos sentimientos, sino las malas actitudes frente los demás.

El otro día, por ejemplo, dos compañeras se pelearon. OK, situación simple. Pero observen lo compleja que puede ser esa situación cuando se la analiza desde afuera:
_Una de las chicas fue mi amiga desde siempre, la quise aunque se enojara conmigo, la protegí aunque ella nunca lo supo, la defendí mil veces, y aún así, ella nunca me consideró lo suficientemente importante para reponder a mis acciones. Entonces, ¿Por qué estaba con esa chica?, me preguntarán... saben por qué, porque yo la quiero y la respeto, porque no me importa si no me da bola, porque no busco nada a cambio.
_La otra, nunca me cayó bien. El prototipo de estúpida, millonaria que tiene amigos materialistas como ella... bueno, no me enojo, no me enojo... En fin, muy diferente de la otra (medio boluda y que tiene malas notas, además de que cambia de amigos cada dos por tres... ) .

Se pelearon. Habían sido amigas. Al día siguiente estaba todo bien, pero se seguían criticando a sus espaldas. Falsas, envenenadas, tontas.

Hoy en día, yo me protejo con escudo de hierro, no me puedo acercar a esta amiga porque se consiguió otro juguete (el cual la está utilizando, porque ya lo hizo antes. Es normal, es humano. La gente sigue cometiendo los mismos errores, perdona, se amiga, se olvida, o simplemente no le importa. ESO es lo que me enferma, la FALSEDAD ADOLESCENTE.)

Gracias Miles


Muchas gracias a todos los que comentaron mis entradas!! Estoy muy emocionada por haber empezado finalmente con EL BLOG. Agradezco (como siempre) a mi madre, a la que no dejaré que me conteste los comentarios che!! Pido disculpas por la tardanza en responder, pero tuve una semana fatal y apenas pude abrir el mail ¡Y encima para abrir un trabajo del colegio! Horrible, horrible. Pero ahora que ya terminé con mis obligaciones me voy a dedicar al 99% al Blog (el 1% restante será para descanso y MORFIII..). Enseguida me voy a dedicar a reponder los comentarios, pero necesito que Jazmín me enseñe un par de truquitos primero.

PD: Muchísisisisismas gracias a Fabiana por el regalo. Es lindísimo. Ya mismo lo estoy poniendo.